marzo 14, 2010


CONOCÍ UN CABALLERO JEDI
                Me encontraba en el café de diario. Era muy temprano para ver personalidades cuando lo vi entrar. Por un momento el tiempo se detuvo. Fue majestuoso. Entró como entra un guerrero que regresa de las cruzadas, glorioso y poderoso.  Se dirigió directamente hacia la barra donde lo esperaba Mirna para atenderlo. Pobre mujer, lo que tendría que vivir en unos momentos. Aquel guerrero era un hombre…perdón, era un ser  tan increíble que parecía broma. Voltee a las otras mesas haber si alguien se  había percatado de aquel extraño ser totalmente adelantado a su época que había entrado, pero nadie lo veía. Las tres niñas de BeverlyHills que estaban en la mesa de al lado ni lo voltearon a ver y la pareja de al fondo seguía  sin hablar. Pero todos verían a este ser,  porque el no llego solo a tomar un café, el llego en busca de miel.
            Abriendo paso como emperador, aquel personaje vestía un atuendo imponente. Digno de relatar  a todas las generaciones futuras indicándoles que si llegaron a existir los seres que los antiguos llamaban nerds. Lucia una camisa amarilla con un logo impreso de StarWars, exponiendo un gran orgullo por poseer la fuerza en su interior, que créanme, era una gran masa de estomago donde podía almacenar “la Fuerza”. La camisa, que probablemente fue un premio de alguna peligrosa expedición a una convención de Jedis,  iba elegantemente fajada  con unas bermudas cafés no a la cadera, no a la cintura, no al ombligo, si no mas allá del ombligo. Bien podría haber desabrochado el fajo con su boca de lo alto que estaban aquellas, casuales pero elegantes bermudas. Para completar el conjunto primaveral unas calcetas que con un despliegue de finura se extendían por toda su pierna hasta casi llegar a la rodilla. Hermoso.

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